Nunca dejes de creer
Los comienzos se antojaban difíciles, pero la confianza la teníamos intacta. Después de lograr un merecido ascenso, el equipo Juvenil Femenino A, se enfrentaba por primera vez a la máxima categoría Juvenil que posee la Federación Madrileña de Fútbol.
El comienzo de los entrenos en Agosto, soportando mucho calor, y tratando de ganar ese físico que a priori íbamos a necesitar, no mermaba en absoluto la alegría de las chicas, que no sin sufrimiento superaban día tras día de ejercicios, que a veces se hacían interminables, en aquellas tardes calurosas de verano.
Pronto empezaría la competición y como era de esperar las ilusiones puestas en ese primer partido de liga, todas las ganas y el sacrificio de cada entreno, acabaron en una derrota, y en varias lesiones. Duro varapalo para estas luchadoras.
Pero este equipo, no iba a perder ni un ápice de su entrega, e iba a seguir trabajando para mejorar, puesto que con el paso de los partidos íbamos viendo lo dura que iba a ser la categoría y la fuerza y nivel de los rivales, que no nos iban a poner nada fácil nuestro objetivo: la permanencia.
Creo que nunca podré olvidar esa Jornada 7 y esa charla en el vestuario en el descanso con 0-1: “chicas, tenéis que creer, esta categoría es vuestra, nadie os la ha regalado, tenéis que dejar de pensar que estáis aquí invitadas porque esto es vuestro”, y la verdad es que así fue, nuestra primera victoria, nuestros primeros tres puntos, nuestra primera alegría.
La verdad es que estoy convencido que la victoria era lo que el equipo se merecía, por la capacidad de sufrimiento, de esfuerzo, y por no perder la ilusión en crecer deportivamente, y seguir intentando realizar todo lo aprendido durante la semana.
Pronto vendrían más alegrías, como el empate en el campo del Madrid CF, a pesar de tener el equipo mermado por las lesiones y las tres victorias consecutivas que nos han alzado por el momento, a un más que meritorio puesto decimotercero en la clasificación, metiéndonos en la pelea por cumplir nuestro objetivo.
Queda muchísima temporada, y mucho que luchar pero sabemos que si llevamos adelante nuestros tres principios básicos de trabajo (compromiso, esfuerzo y respeto) podremos competir con la cabeza bien alta de aquí a final de temporada sin importar los triunfos o derrotas que podamos cosechar.
Nunca perderemos la esperanza, nunca dejaremos de soñar, nunca perderemos la ilusión, porque eso nos hará más grandes y mejores: “pedes in terra ad sidera visus”.